En el año 1193, el capítulo de la catedral contrataba a Pere de Coma, el maestro de obras artífice del proyecto arquitectónico y encargado de los preparativos necesarios para empezar la construcción.
Las obras comenzaron por la cabecera del templo y continuaron por las naves hasta llegar a la fachada principal románica. La cúpula fue el último elemento en edificarse. La primera piedra se colocaba un 22 de julio de 1203 y quedó consagrada al culto setenta y cinco años más tarde. A comienzos también del siglo XIII, se iniciaron las obras de la canónica, que iría aumentando sus dimensiones de forma progresiva.
Coincidiendo con la finalización de los trabajos de la iglesia a finales del siglo XIII, la canónica amplió su volumen y empezó la construcción del claustro. El siglo XIV será el de los grandes proyectos arquitectónicos: el claustro, buena parte del campanario, la fachada gótica de los Apóstoles y las principales capillas de la iglesia. La centuria siguiente vendrá marcada por el coronamiento del campanario y la configuración definitiva de los espacios de la canónica.
El empuje constructivo de los siglos XIV y XV irá acompañado de la ornamentación: retablo mayor, altares, coro, púlpito, vidrieras de colores, pinturas, etc. Acabada la obra, las intervenciones posteriores serán de mejora o embellecimiento.