Los pocos restos pictóricos conservados en la Seu Vella, tanto en el interior como en el exterior, son una muestra de los trabajos de embellecimiento que muy probablemente ya se iniciaron con anterioridad a la consagración de la iglesia en el año 1278. La técnica utilizada en la mayoría de los casos es al fresco, si bien también hay algún ejemplo de pintura al temple, menos frecuente.
Al igual que en la escultura, las influencias del sur de Francia volverán a estar presentes junto a otras procedentes de centros artísticos situados en el norte de Cataluña. En cuanto a la cronología, mayoritariamente se adscriben en el siglo XV, dentro del gótico lineal.
La policromía, recuperada y restaurada, se encuentra en el interior de las capillas decorando sus muros, pero no hay que olvidar que la policromía también se hizo extensible a la escultura arquitectónica.