La Guerra Civil en Lleida dejó imágenes conmovedoras y recuerdos difíciles de olvidar, especialmente después del bombardeo que sufrió la ciudad el 2 de noviembre de 1937. No hubo objetivos militares a abatir, sino que las bombas fueron dirigidas contra la población civil. Muchas mujeres y niños que esperaban en la entrada de un mercado, además de unos cincuenta niños y algunos profesores de un centro escolar, fueron parte de las víctimas. Cinco meses después, a finales de marzo de 1938, Lleida era bombardeada de nuevo.

El día 3 de abril de aquel mismo año, las tropas franquistas entraban victoriosas en la ciudad. Fue entonces, cuando la Seu Vella, convertida en cuartel militar des del siglo XVIII, quedó transformada en un campo de concentración y clasificación de prisioneros a la espera de ser evacuados a la retaguardia franquista.

Los estudios más recientes parecen indicar que la Seu Vella, conocida a partir de entonces como el “Campo de Concentración de Prisioneros y Presentados. El Castillo” o “Campo de Concentración de la Plaza” o “Campo de Concentración de Prisioneros de Lérida”, llegó a confinar entre 4.000 i 7.000 prisioneros republicanos hasta agosto de 1940.
Las condiciones de vida que sufrieron durante su encarcelamiento fueron durísimas y estuvieron marcadas por el hambre y la desnutrición, la falta de agua, el frío, los maltratos físicos, los piojos, las pulgas y las epidemias. Aunque algunos prisioneros pudieron soportar todas aquellas penurias, otros perdieron la vida.

Este es el testimonio contrastado de alguno de ellos:

La historia de Domingo Mora Orozco

La historia de Joan Colom Solé

 

Foto superior: © Consecuencias del bombardeo de 1937. Daily Herald, 9 de noviembre de 1937. Servei de Reproducció d'Imatge. UdL
Foto inferior: © Regimiento de Infantería "La Albuera" nº 26. 
Archivo Diocesano. Obispado de Lleida. Fondo: Herrera i Ges.